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La Flor de Manchay: Una historia de coraje y de olla común

Mientras da las últimas removidas al arroz, con el dejo cálido y entrañable de la sierra, Flor Sotelo Lozano entona un estribillo de una canción de Katty Marín, una de sus intérpretes vernaculares favoritas y que para ella es sinónimo de los mejores años que pasó en su querido y natal Huarochirí. De pronto, el tono de Flor cambia. Se vuelve enérgico, pero no por eso ofensivo. Al contrario, al oírla, da ganas de obedecerla… y abrazarla.

Pachacamac. Manchay. Mediodía. Esta madre coraje alza la voz. “¡Ya! ¡Suenen la alarma!” El sol es inclemente y, aunque habla fuerte, ella es la única flor que la primavera regala por estos áridos lares. Cuando el altoparlante colocado en el poste más elevado de la Asociación Cielo Azul avisa que la comida está lista, los cerros bajan caminando con las trajinadas sandalias y empolvados zapatos de vecinas y vecinos que llevan en sus manos tápers y recipientes destinados a ser llenados con el trabajo desinteresado de Flor y sus amigas, quienes desde el 15 de julio encarnan una olla común a prueba de adversidades.

Entre cada “gracias” que recibe, la Flor de Manchay rememora el refrescante sabor de los marcianos que vendía en la era pre COVID – 19 y ahoga sus gotas de sudor con la mascarilla. “Salí de mi pueblo para progresar, y sigo en la lucha. Mi tierra es verde y acá falta casi todo, incluso el agua. Pero no retrocedo”, dice esta lideresa de 30 años que a diario da cuerda a la olla común Cielo Azul para que salgan 120 raciones de almuerzo bien calientes.

“No importa el tamaño. Así, chiquitas, somos poderosas”. De apenas metro y medio de estatura, Flor es una gigante de carácter, respetada y querida. Madre de un niño de 12 años y de una niña de 10, sabe que con lo que hace le da el mejor ejemplo de solidaridad y empatía a sus hijos. “Me siento feliz al brindar un plato de comida a mis vecinos. La olla común nos ha unido como asociación. Acá en Cielo Azul hay muchas carencias, y niños con discapacidad y muchos adultos mayores a los que ayudamos”, confiesa la que es una de las más aguerridas madres que gestionan las 98 ollas comunes de Pachacamac.

Apoyo del Midis

La de Flor es una de las cientos de ollas comunes que desde este mes reciben apoyo alimentario de parte del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), a través del Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma. La entrega se hace por medio de los municipios distritales y continuará de manera progresiva en distritos de Lima Metropolitana y Callao hasta diciembre próximo.

El sector prevé entregar 3398 toneladas de alimentos para atender a la población organizada en ollas comunes. Esta intervención se realiza al amparo del Decreto Legislativo N.° 1472, que faculta a Qali Warma a brindar asistencia alimentaria a poblaciones en vulnerabilidad a solicitud de municipalidades, ministerios o el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), en el contexto de la emergencia sanitaria.

Los alimentos que reciben las ollas comunes son conserva de carne o pollo o gallina, leche evaporada entera, arroz, hojuelas de avena con quinua, frijol, lenteja, arveja partida, aceite vegetal y azúcar. Hasta el momento los distritos solicitantes son Villa María del Triunfo, Pachacamac, Ancón, Carabayllo, Chaclacayo, Cieneguilla, Surquillo, Comas, El Agustino, Independencia, Cercado de Lima, Los Olivos, Chosica, Puente Piedra, Mi Perú, Punta Hermosa, Rímac, Santa Rosa, Ventanilla, Villa El Salvador y San Juan de Miraflores.

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