Barak, el hipnotizador de América, volvió al Perú para tratar problemas de infidelidad, depresión e insomnio

Desde su natal Ecuador, Fabrizzio Solines Estrada (55 años), más conocido como “Barak, el hipnotizador de América”, volvió a suelo peruano con una gran misión: ayudar a más personas a superar problemas, como las adicciones, la ansiedad, las fobias, los ataques de pánico, la depresión, la ansiedad, el insomnio y otros males psicológicos o piscosomáticos. Hace cerca de 30 años descubrió el poder de la hipnosis para liberar a sus pacientes de esas “ataduras” que nos los dejan vivir tranquilos.

¿Pero cómo lo hace? Barak cuenta que la hipnosis conecta con el cerebro más emocional y primitivo, y genera que se reduzcan los niveles de atención de un paciente, por eso se queda dormido. Puede iniciar su sesión mirando a los ojos, haciendo un pequeño chasquido con los dedos, o con música de Beethoven y Mozart, incluso con palabras sencillas como “duerme ahora”. Inmediatamente, el paciente tratado queda en un profundo sueño, y empieza a “obedecer” órdenes.

Mediante la hipnosis, el ecuatoriano, quien está por séptima vez en el Perú, promete acabar con la adición, uno de los principales males que afecta a la sociedad. Este trastorno mental, según revela, no solo está relacionado al consumo descontrolado de alcohol o drogas, sino también a la infidelidad, que consiste en romper con el pacto emocional el cual se basa la relación de pareja.

“La infidelidad también es considerada una adicción hacia lo carnal, que se puede observar en personajes de la farándula como Christian Domínguez y el futbolista Christian Cueva. Ellos tratan de llenar sus vacíos emocionales”, afirma el maestro de la hipnosis. También puede tratar problemas vinculados a dependencias emocionales o baja autoestima, como el caso de Pamela López, así como depresión, ansiedad, insomnio, control de la ira y ataques de pánico.

No es magia, sino una ciencia
Durante sus sesiones de hipnosis curativa, Barak asegura que lo más complicado es entrar en la cabeza de otra persona. “Una vez que lo consigo y cuando ya está en trance (durmiendo), le doy órdenes para que quede insertado en su cerebro y se cure de esos males que lo aquejan”, comenta.

Aclara que no se trata de esoterismo ni magia, sino de una ciencia que requiere predisposición y constancia del individuo para obtener los resultados deseados. Sin embargo, el cambio se da siempre que la persona acepte que tiene un problema, siempre y cuando se deje ayudar siguiendo las instrucciones y recomendaciones.