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Sarahi, la futura ingeniera civil que se ha convertido en un modelo de superación para sus hermanos

Lima. – Cuando Sarahi Valencia Coaguila, de 22 años, se enteró de que había ganado Beca 18 en su segundo intento, se encontraba en una pequeña vivienda alquilada, sin tarrajear, donde vivía con su mamá, Miriam, y sus tres hermanos menores, cerca del puerto de Ilo, en Moquegua. En el 2019, tuvo que dejar a su familia para migrar a Arequipa, donde iniciaría sus estudios superiores becada por el Estado peruano. A un año de terminar sus estudios de Ingeniería Civil en la Universidad Católica de Santa María, ella ya tiene una meta fija: volver a su ciudad natal para cumplirle el sueño de la casa propia a su mamá, que fue construida con la ayuda de la misma joven talento.

“Quería ganar la beca sí o sí. Mi mamá es profesora y madre soltera, no tenía las condiciones para pagarme la universidad. En el 2017 postulé a Beca 18 y Beca Hijos de Docentes, pero no quedé seleccionada en ninguno de los concursos. Me faltó puntos”, revela. En el 2018, lo intentó nuevamente y ganó la Beca 18. “Mi madre se puso a llorar de alegría cuando publicaron los resultados. Nos abrazamos. Fue muy bonito”, recuerda.

Su hermana Olenka, de 21 años, quien estudia Medicina, siguió los pasos de Sarahi y obtuvo la misma beca también en su segundo intento. Sus otros dos hermanos menores, Leticia, de 17 años, y Raymundo, de 14 años, no se quieren quedar atrás y ya se están preparando para convertirse en beneficiarios del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.

Los sueños de una moqueguana

La becaria recuerda que desde el colegio logró un alto rendimiento académico, pese a las adversidades. “De niña sufría de bullying por el tamaño de mi nariz y decidí refugiarme en las matemáticas. Sacaba puros 20”, confiesa con orgullo la destacada estudiante. Ahora, en las aulas universitarias, con la autoestima en alto, ella sigue manteniendo esas buenas calificaciones que le prometió a su mamá desde Arequipa, al ubicarse en el quinto superior de su promoción.

Su anhelo por mejorar las condiciones de las viviendas en Ilo, pero sobre todo la de su familia, la motivaron a estudiar Ingeniería Civil. “Hasta los 13 años vivíamos en la casa de mis abuelos paternos, nunca hemos tenido una casa propia. Hasta ahora seguimos alquilando. Por eso, cuando culmine la carrera, quiero construirle una casa a mi mamá. Sueño que tenga buena iluminación, de dos o tres pisos, con una sala de estudios grande, una cocina y varios cuartos. Deseo hacer feliz a mi mamá, porque hemos pasado por muchas carencias y es ella quien me ha inspirado”, asegura.

Entre sus planes también se encuentran conseguir un puesto laboral en Lima y seguir un posgrado en una universidad top del extranjero, financiado por la Beca Generación del Bicentenario del Pronabec.

A los jóvenes que están postulando al concurso Beca 18, les pide que siempre visualicen sus sueños, pongan su energía en el objetivo que tienen y que no descuiden sus estudios. “Sigan intentando, porque al final esta beca merece el esfuerzo, para que sus mamás también estén orgullosas de ustedes, como lo está la mía”, finaliza. Ella sabe que los sueños se cumplen si se persevera con disciplina y esfuerzo.

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