Entretenimiento

VICENTICO llega este sábado a Lima para cerrar Maratón

Mientras en las plataformas digitales ya suenan «Freak», Gabriel Fernández Capello más conocido como VICENTICO sigue trabajando en el álbum que aparecerá el año próximo.

 “Yo soy feo, feo Por eso a mí me tienen miedo, miedo”. Así se presenta en el video de “FREAK”, la canción que acaba de lanzar y que es al mismo tiempo la primera pieza que exhibe de una maquinaria todavía inacabada: su próximo disco. Desde el lanzamiento de Último Acto (2014) –su último trabajo como solista, que terminó por posicionarlo como un exótico crooner capaz de renovar y canalizar , después de cinco años, “FREAK” aparece como un retorno hacia los caminos trazados por el frenesí del movimiento. Una canción psicodélica e inflamable, propulsada por vientos calientes y teclados anómalos en la que Vicentico parecedesprenderse de cierta carga introspectiva y mirar una vez más hacia la luz del ritmo.

¿Elegiste empezar mostrando “Freak” porque condensa de alguna manera lo que va a ser este próximo disco?

En realidad no. Hay algo que me sobrepasa y es que yo no puedo elegir nada. Todo lo que hago me parece que podría elegirlo. Lo que hice fue mostrar un poco del material a la gente de la compañía y ahí decidimos. Podrían haber elegido otra canción y la hubiera terminado también. Espero que a las otras, pobrecitas, también las elijan. Estoy en pleno proceso y es un poco difuso. Cada disco es muy distinto del otro. Lo que sí puedo ver es que este es un disco más de músico que de cantante. Antes todo lo pensaba en torno a la figura de la voz y acá toqué más instrumentos, fue más experimental.

¿Y te sentiste cómodo en ese nuevo espacio?

Me siento re bien, todo el tiempo, lo que igual no quiere decir nada. Quizás es solo una clase de debilidad mental, que me permite pasar por los momentos con alegría (risas).

Vienes de grabar la cortina de la serie El Marginal con Duki. ¿Esa colaboración tuvo algo que ver con este cambio de paradigma? ¿En qué punto te conectaste con él?

Creo que con músicos como Duki en el fondo somos todos re parecidos. Nos encontramos en la música como un modo de sacar la cabeza para afuera y desde una necesidad por expresar algo que te está quemando adentro. Esto no quiere decir que lo que vayas a expresar sea súper certero o que diga algo. Pero sí que hay una necesidad. Yo veo que Duki no puede parar. Entiendo que le pase eso. Se nota que él es un artista. Podés darle vueltas alrededor de la idea del trap o lo que quieras, pero limpiás todo ese bla bla y hay un pibe con una necesidad de contar algo, algo que se escucha y se entiende en sus letras. Y ahí me encuentro parecido. Es otro freak, como somos varios que estamos en esa. Nada más icónico que Duki para entender esta época, en el sentido de que es un pibe con una compu y unos beats y nada más. No es más que eso y a la vez vuela por el aire. Hay algo más allá incluso de lo que diga, de las canciones, da otra vuelta. Un meta meta mensaje que vuela por arriba y me gusta mucho cómo funciona.

El momento politico

Hace pocos días dijiste en un programa radial que “es imprescindible que Macri se vaya” y esa frase se viralizó. ¿Por qué te parece que generó cierta conmoción?

Está álgido ese tema. Creo que este país está muy mal si se arma un griterío simplemente por decir eso. “Mirá lo que dijo, mirá lo que dijo”. Fue una frase re liviana, suave. No dije nada casi. Yo naturalmente no votaría al peronismo, sin embargo me pasó algo en este tiempo y es que se me hizo inevitable ser certero y decir basta. No pensar tanto y sentir más, que es un poco peronista (risas). En uno de los gobiernos de Cristina me invitaron a 6-7-8. Estaba Estela de Carlotto y había otros periodistas con mucha bajada de línea y yo me puse bastante trosko. En ese momento para mí lo interesante era poder avanzar sobre lo que se estaba haciendo, no quedarnos quietos, seguir buscando y buscando y cuestionando en ese momento que eran o éramos gobierno. Hace poco me acordé de eso y dije “no, ahora no es el momento para ponernos así”. Estoy convencido de que es el momento para sacarlo del gobierno a este tipo, y después ver cómo seguimos. 

Acaba de estrenarse el video de «Freak»: cantas, bailas, actuas; no te privaste de nada.

Lo hice con Pucho Mentasti y sus socios, los hermanos Puenzo. Casualmente lo último que había hecho con Pucho es «Creo que me enamoré», y ahí también estoy bailando como un estúpido. Nos vemos seguido con Pucho, somos amigos. Cuando saco una canción, un disco, es el primero en el que pienso para filmar. Es un talento y entiende perfecto por dónde va mi cabeza. Hacemos una buena dupla. Nos juntamos muchas mañanas a hacer cualquier cosa y así fueron saliendo las ideas para el video. Tenemos mucho material de descarte de cosas filmadas con teléfonos, frases, travestimientos, cosas que fueron decantando en el video. El final fue una jornada muy larga de filmación pero muy divertida.

Todas las semanas salen muchas canciones y videos, ¿buscaron hacer algo distinto? El video está filmado en blanco y negro, hay interacciones con animaciones al estilo de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y otros elementos que escapan del lenguaje actual.

No pensamos en hacer algo distinto. Para mí el video y la canción son lo mismo, no es que la canción es más importante. Siempre es mejor poder ahondar en lo que uno quiere hacer. Trabajé mucho en la canción, en el disco estoy trabajando un montón y también en este video. Lo hice de copado, porque me parece que debe ser así. La música es un cincuenta por ciento; es un arte dentro del arte del cine y lo mismo pasa al revés.

¿ Cuánto hay de Gabriel Fernández Capello en este «Freak» del tema?

Creo que hay un cien por ciento y en un punto también es un cero. O son tonterías o son cosas muy serias. Lo que sé de mí es que siempre me gustaron otras cosas, en general, diferente de las cosas que le gustaban a las personas que tenía cerca. Y también me gustaba decirlo, no me asustaba mucho de que me gustaran esas cosas. Cuando era chico me gustaban los Bee Gees, mientras otros escuchaban a Kiss, por ejemplo. Tampoco sé mucho qué contar de una canción. Las canciones son como tuits. En la música pop y rock, pero especialmente en el pop, hay que condensar en tres, cuatro minutos una emoción y tratar de llevarla a su máxima expresión. Es un intento, no sé hasta dónde llega y cuánto cuenta esta canción. En el audio, en el sonido en general, en los instrumentos, en cómo está tocado y cantado, en todo está expresando algo. En esta época me parece que cuanto más exagerado sea lo que suena, mejor. No me agarro solamente de la letra para decir algo, me agarro de todo lo que tengo a mano.

«En el barrio donde vivo / La gente me mira mal / Dicen que yo soy extraño /Y se dan vuelta si me ven pasar», canta Vicentico en «Freak», la canción que inaugura su nuevo período como solista. Si bien el sucesor de Último acto (2014) recién saldrá en abril, esta primera muestra alcanza para comprobar que el cantante quiere salir del crooner que supo ser, del intérprete de historias de amor y desamor, y alienta un sonido grande, bailable y rico en elementos, que pueden ir del rock and roll a la salsa. Y si bien no parece sencillo trasladas lo que ya podemos escuchar en streaming al vivo tiene una banda para pelear cualquier campeonato. «Hace un año ya que estoy tocando con Diego Arcaute en batería, Mariano Otero en bajo, Patricio Carposi en una guitarra, Gonzalo Córdoba en la otra y Axel Introini en teclados. Es un tema llevar esta canción al vivo, pero lo voy a lograr. Por el momento no hay vientos pero supongo que va a haber y va a ser un tema de discusión con mi señor representante (su amigo Vaino Rigozzi, guitarrista de la primera formación de Los Fabulosos Cadillacs y mánager tanto de Vicentico como de LFC).

«Freak» no parece una canción de este tiempo, ¿No?

Es como «Babalú» (un clásico de Margarita Lecuona que tuvo muchísimas interpretaciones y que en una de ellas supo cruzarse con el rock and roll), representa el momento en el que la música latina se cruzó con el rock. Es antiguo, pero a la vez está plagado de moods, de sonidos, de cosas más distorsionadas. Todo el disco en un punto es así, está un poco corrido de eje y de tono. Estoy justo en plena grabación, con lo cual aún me cuesta hablar de las canciones. Esta canción que salió representa una parte del disco, pero hay otras flechas que van en otras direcciones. No sé si se nota en el audio, pero trabajamos mucho para que todo esté un poco distorsionado y fuerte. No me doy mucha cuenta si eso es antiguo o moderno.

¿Te ponés plazos, te apurás para terminar el disco?

No sólo no me apuro sino que me parece que me estoy tomando demasiado tiempo. Me parece que tengo «problemitas». Hace un año que estoy grabando.

Un usuario de Instagram, un tal Florián, te pidió hace un tiempo que largues el teléfono.

Y que me dedique a grabar (se ríe). Me acuerdo de eso. Por suerte nadie me está apurando, lo cual es un problema también. Hace un año que estoy grabando y todavía me falta. También es muy lindo hacerlo. Para los músicos no hay nada más copado que estar en un estudio. «Freak» suena gigante, tocaron un montón de músicos, pero a la vez el disco es muy de laboratorio, de trabajar en solitario y con Héctor Castillo (venezolano radicado en Nueva York, de extensa relación con bandas y solistas argentinos; por caso, Ahí vamos y Fuerza natural, de Gustavo Cerati), que produce el disco conmigo. Es una producción de dos personas, una discusión de dos personas, de dos cabezones. No estaríamos ayudándonos a que terminar el disco. Es un muy lindo momento para mí a nivel musical.

¿Cómo es esa relación músico-productor?

Muy divertida. El pasa por momentos en los que me quiere cagar a piñas. Un par de veces me llegó a gritar: «¡Concentrate!» También hicimos juntos la música de la peli de Vale ( La reina del miedo, de Valeria Bertuccelli y Fabiana Tiscornia) y el disco de los Cadillacs ( La salvación de Solo y Juan). Nos conocemos mucho y yo estoy encantado de trabajar con él. No nos falta mucho para terminar. El disco va a salir en abril. Nos falta mezclar, cantar en un par de canciones y grabar alguna que otra cosita.

¿Por dónde viene el disco?

Es una mezcla de mucho laboratorio mío, de mucha compu y cuelgue en el estudio. Y sobre eso mucho trabajo de músicos amigos a los que convoqué. No son conocidos. Gente de Nueva York, de Canadá, músicos que fui conociendo en el camino; también muchos músicos de acá.

¿Tiene que ver con que llevabas bastante tiempo sin grabar un disco solista?

Puede ser y también con que no producía un disco desde Los pájaros (2006). Después hice los tres discos siguientes con Cachorro (López), que es un genio como productor, pero es un productor. Él hacía que yo pudiera colgarme, irme a casa temprano y cuando volvía al estudio, al otro día, ya estaba armada la canción.

Son sociedades que funcionan de una manera y es difícil cambiar esos roles.

Tal cual. Cachorro es un gran productor para trabajar con cantantes, tiene muy buena oreja. Esto es otra cosa, es más un experimento.

¿Crees que se te va a complicar llevarlo al vivo?

No, al vivo no se me va a complicar, siempre encontramos la vuelta para hacerlo sonar. Me gusta que las bandas suenen bien, así que trabajaremos lo que haga falta para que eso pase. Los músicos con los que toco son todos cabezones, con ganas de sonar bien y fuerte, así que no va a ser para nada difícil.- En mi opinión, cuando más extraño suene en este momento es mejor. Siempre hay que tener buenas canciones, seas Travis Scott o Paul McCartney. Hay que tener algo que decir, una buena idea, una buena melodía, una buena interpretación. Eso tiene que estar, pero después hay que llevar los elementos al máximo. No es momento para medias tintas. Es un momento particular.

¿Qué te pasa hoy como oyente?

Tengo mucho en la oreja el hip hop y el trap. Me costó bastante correrme de eso para el disco. Porque, por otro lado, tengo una escuela cercana a eso. Los Cadillacs en algún momento éramos eso; yo fui eso. Veo todo raro, pero está bien. Hay cosas alucinantes, hay mucha música muy buena y también bastante con lo que no pasa nada. En el pop no pasa nada, porque en el trap pasa de todo. Hay mucho para hacer aún y hay gente muy talentosa. El trap es la expresión exacta de este tiempo. El trap es un pibe con una compu que puede hacer que explote todo por el aire. Es bastante psicodélico y metafísico.

Es muy punk, ¿no?

Básicamente es eso. Es los Cadillacs en el 84. No me estoy comparando, ¿eh?. Me parece muy psicodélico, cuenta un cuento sobre el cuento. Es un tipo haciendo un descalabro mundial con una compu. Y no solamente porque tiene millones de escuchas sino diciendo porque dice cosas desubicadísimas, con pensamientos sobre el pensamiento actual. Eso me gusta. También escriben mucho sobre cuánta plata ganaron y eso es una estupidez. Kendrick Lamar es impresionante, es Bob Marley. Childish Gambino es tremendo. ¿Viste Atlanta? (la serie). Es muy buena. Él es un artista completo. A mí todo eso me hizo pensar qué es ser un solista. Me parece que lo que hice hasta hace un tiempo se quedaba a mitad de camino. Todavía sigo sin mostrar del todo lo que puedo dar. Hay muchas cosas que no hago: actuar, tocar en vivo los instrumentos. Me da un poco de fobia, la verdad. Hasta ahora estaba muy tranquilo porque venía grabando, pero ahora que salió la canción y la compañía necesita que yo salga a hablar, ya no.

En un punto hablas de sacarse de encima cosas que uno arrastra desde siempre. Las trabajas, las mejoras, las dejas, pero siguen estando, ¿no?

Sí, tal cual; me da un poco de fobia. Me interesa este momento. Es una etapa en la que todos estamos entendiendo que los artistas son personas comunes. Hay una página que se llama «tu ídolo es un f…». Hay una confusión gigante abonada por muchos, no sólo por los artistas, de que el músico puede decir cualquier gilada y la gente igual le va a gritar «¡ídolo!». Eso se está terminando. Es algo que yo pensaba hace años. ¿Viste el músico que sube al escenario y dice: «Buenas noches Córdoba»? No es Córdoba, son personas que te fueron a ver, a las que les pasa cosas distintas. Como músico, humildemente vengo una horita y media a que nos transmitamos unas emociones, que conectemos con algo ancestral que tenemos todos, que es eterno: tristezas, alegrías, conexiones. Es ridículo pensar en téminos de «buenas noches Córdoba», agitar ideas ajenas. No voy a pelear peleas que no son mías. Mi pelea personal es mucho más pequeña, es única, es para mí y a la vez es todo lo que tengo: que mis hijos (Florián y Vicente) sean sanos y felices, cuidar a mi esposa (Valeria Bertuccelli), hacer canciones bonitas y tratar de pasar por la vida de un modo agradable. Gracias que puedo con eso.

Ahora hay dos solistas en la familia. ¿Qué te parece lo que está haciendo Florián?

Me parece un genio, pero soy el papá, qué voy a decir. Pero hablando lo más objetivamente posible, creo que tiene un don para escribir canciones, un talento para escribir tuits musicales cerrados. Empiezan, tienen una curva y terminan. Y dicen algo musicalmente, con letra. Hay mucha búsqueda en lo que hace. Es muy romántico, en el sentido de alguien que está pensando en el amor en una dimensión gigante.

VICENTICO se presenta este Domingo 10 junto a la banda peruana AMEN a las 6pm en el cierre estelar la ROCK N’ ROLL HALF MARATHON a realizarse en el Estadio Manuel Bonilla de Miraflores. Las entradas están disponibles en Teleticket a un único precio de s.100 nuevos soles.

Wordpress Social Share Plugin powered by Ultimatelysocial
YouTube
YouTube
Instagram