El suicidio a menudo es un tema que permanece en la sombra, aunque no distingue edades, géneros, razas ni etnias. Pese a ello, un potencial caso de suicidio se puede prevenir si se identifica a tiempo a la persona en riesgo, con la información y ayuda adecuada.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año fallecen más de 800 mil personas en todo el mundo por suicidio. En el Perú, de acuerdo a un informe del Ministerio de Salud, entre los años 2020 y 2024, se registraron 5 mil 576 intentos de suicidio. El 30% de estas tentativas fueron cometidas por menores y jóvenes de hasta 19 años.
Este año, hasta abril, ya se habían contabilizado 184 intentos de suicidio y, según el Colegio de Psicólogos del Perú, en promedio cinco peruanos intentan acabar con su vida al día. A pesar de ser un tema preocupante, pocas veces es abordado por la sensibilidad que puede generar y ese es el primer error que se comete al enfrentar este gran problema de salud mental.
«Hablar abiertamente sobre los pensamientos suicidas no empuja a una persona a cometer suicidio; de hecho, ofrecer la oportunidad de expresar estos sentimientos puede reducir el riesgo de que actúe impulsivamente. Reconocer las señales de alerta del suicidio no es solo una habilidad, es un acto de compasión que puede salvar vidas, preservar familias y fortalecer comunidades enteras”, afirma la Dra. Maria Elena Escuza, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Norbert Wiener.
Teniendo en cuenta ello y en torno al Día Internacional para la Prevención del Suicidio (10-setiembre), la especialista da a conocer seis señales de alerta para detectar un potencial caso de suicidio:
- Se expresan con desesperanza y culpa: las personas que están pensando en suicidarse, a menudo, se sienten desesperadas y culpables. Pueden expresar estos sentimientos con frases como «preferiría estar muerto», «no encuentro sentido a seguir viviendo” o hablando directamente del suicidio y de planes para acabar con su vida.
- Se aíslan o alejan: el aislamiento es un signo común de depresión y otros problemas de salud mental que pueden aumentar el riesgo de suicidio. Cuando las personas se aíslan, se sienten solas y desconectadas de los demás, lo que puede empeorar su estado de ánimo y aumentar el riesgo de cometer un acto suicida.
- Alteran hábitos de alimentación y rutinas de sueño o descanso: la persona en riesgo puede experimentar insomnio o dormir en exceso, así como mostrar cambios significativos en el apetito que pueden resultar en una pérdida o aumento de peso notorio. Estos cambios son a menudo un reflejo del estado emocional interno.
- Pierden el interés por actividades académicas, de distracción o los deportes: la pérdida de interés por las actividades que antes se disfrutaban es un signo común de depresión. Las personas que están contemplando el suicidio, generalmente, han perdido el interés por las actividades que antes les daban placer.
- Aumentan en el consumo de ciertas sustancias: un incremento en el consumo de alcohol, cigarrillos o la ingesta de droga puede ser un intento de la persona de lidiar con su dolor emocional.
- Se preparan para un final y comienzan a despedirse: si una persona comienza a poner en orden asuntos personales, regalar pertenencias valiosas o se despide de amigos y familiares de manera inusual, pueden estar dando indicios de querer acabar con su vida.
Actuar con empatía, ofrecer apoyo y, sobre todo, buscar ayuda profesional en salud mental son los pasos por seguir tras identificar un posible suicidio. Además de los centros de salud, se puede recurrir a línea 113 (opción 5), que proporciona atención psicológica gratuita las 24 horas del día. También la línea 107 del Seguro Social de Salud (EsSalud) y la línea 1811 del Servicio de Atención Urgente (SAU), que brindan apoyo emocional e intervienen en casos de crisis.