Hace 28 años, en Viena, se estableció el segundo viernes de octubre como el Día del Huevo para destacar sus beneficios nutricionales y fomentar su consumo. Sin embargo, ¿es realmente tan saludable como suelen promocionarlo?
El consumo de huevo en América Latina es elevado, según Cátedra Avícola Latam, el promedio es de 242 huevos por persona al año, con México liderando la lista con 392 unidades. A pesar de la importancia nutricional que se le ha atribuido al huevo, se ha dejado por fuera del debate muchos puntos, entre ellos, las precarias condiciones de vida de las gallinas en la industria avícola, que además de afectar su bienestar físico y emocional, pueden contribuir a la propagación de enfermedades zoonóticas.
Según los proyectos de ley Libre de Jaulas en Chile, y el de Etiquetado Transparente en Perú, impulsados por Fundación Veg, las gallinas criadas en sistemas de jaulas en batería, el método más común para la producción avícola en América Latina, sufren de un confinamiento severo, en el que no pueden presentar ningún comportamiento natural de su especie, como mover sus alas, picotear y acicalarse. Estas condiciones favorecen la proliferación de enfermedades gracias a la acumulación de excrementos y secreciones en las jaulas, como la influencia aviar, la cual puede ser transmitida a los humanos.
Jeremy Farrar, director científico de la OMS, indica que en 2024 se han reportado casos de transmisión del virus a otros mamíferos, por lo que, si no se maneja adecuadamente, podría convertirse en un problema grave de salud pública.
Por otro lado, comer huevo no es tan saludable como suele ser promocionado, puesto que su consumo puede generar salmonella, otro tipo de enfermedad provocada también por el confinamiento de las gallinas.
Para Carolina Escobar, nutricionista y coordinadora de Campañas Alimentarias de
Fundación Veg, «en el caso del huevo existe una infección por Salmonella Entérica que contamina el huevo ya sea al momento de la gallina ponerlo, al pasar por la cloaca, o la más preocupante, en el interior del huevo antes de la oviposición, la cual se puede transmitir al consumidor al ingerirlo ocasionándole diarrea, vómito y fiebre. Es importante reflexionar el origen de lo que consumimos, ¿creció de la tierra? o ¿alguien tuvo que pasar por condiciones horribles para producirlo? todo tiene una huella y un impacto, incluso lo más básico que se ha consumido por toda la historia, así que es momento de reformular lo que hacemos hoy día».
Por un cambio sistémico en la industria avícola
Las condiciones en las que viven las gallinas en la industria, además de provocarles sufrimiento y generar la matanza diaria de millones de pollitos macho que son descartados por la industria, al no servir como pollo de consumo humano ni poder producir más huevos, también guardan relación con algunas afectaciones que trae para la salud humana el consumo de huevo, es por eso que han surgido distintas iniciativas que promueven una reestructuración del sistema de producción.
Por medio de la campaña Libre de Jaulas en Chile, y a través de la iniciativa de Etiquetado Transparente en Perú, impulsadas por Fundación Veg, se busca informar a los consumidores sobre el sistema de producción de los huevos al momento de la compra, así como impulsar cambios en la producción avícola alineadas a estándares internacionales de bienestar animal. Esto permitiría que por un lado las personas puedan tomar decisiones más conscientes, y por otro fomentar prácticas éticas y sostenibles en la industria avícola, como la implementación de tecnología de sexaje, priorizando la protección animal en la producción de alimentos.
Firma la petición por un Chile Libre de Jaulas y por una producción de etiquetado transparente.