En las últimas horas en Ate, un profesor fue asesinado frente a sus estudiantes en la puerta de un colegio. En Comas, sicarios dispararon contra un bus lleno de pasajeros y dejaron herido al chofer. En San Martin de Porres, un agente de seguridad fue baleado de ocho disparos en plena vía pública. Estas son algunos ejemplos de la ola de criminalidad que se vive en el Perú.
En este año se han registrado hasta el momento 1493 homicidios, cifra que supera al 2023, según la reciente data del Sistema de Información de Defunciones (Sinadef) del Ministerio de Salud (Minsa).
Omar Manky, sociólogo e investigador del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) enfatizó que el segundo paro de transportistas “es un grito por el derecho a vivir. Una recategorización de la seguridad laboral, que se vuelve más primaria: no te exijo un salario digno, sino que evites que me maten. La demanda habla del nivel de nuestra crisis”.
Desde hace algunos meses los robos, crímenes y extorsiones afectan a transportistas, pequeños comerciantes y personas que buscan un sustento económico.
En este contexto se propone una cuestionada ley sobre terrorismo urbano. La última encuesta de Ipsos señaló que el 51% de peruanos no la considera eficiente contra el crimen organizado. Mientras esto ocurre, el pleno del Congreso agendó la votación de esta propuesta de ley para mañana.
“No se trata solo de poner más rejas en la tienda, instalar cámaras en los vehículos o armarse para defenderse. En cambio, de forma desordenada y sin un plan claro, se reclaman respuestas públicas. ¿Puede esto no ser político? No estoy seguro sobre si es un despertar que permita ser optimista” señaló Manky.
El resultado de esta situación se evidenció en el segundo paro convocado por transportistas. Diferentes gremios de trabajadores y empresarios pararon sus actividades económicas para exigir que se garantice su seguridad y derecho a la vida.
El sociólogo e investigador del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) mencionó lo siguiente: “La fragmentación de la sociedad civil es profunda, y la falta de cohesión, fácilmente explotada por las bandas de extorsionadores, también es útil a un gobierno acostumbrado a actuar con impunidad. El camino por delante es incierto, y no hay recetas sencillas. Sin embargo, la historia recuerda que cuando la gente se une puede transformar sus condiciones de vida, aún frente a elites mediocres… En las calles de Lima hoy no solo se reclama el derecho al trabajo, sino el derecho fundamental a una vida digna”
Para Omar Manky el desafío será fortalecer lazos de solidaridad que, aun en los momentos permitan imaginar un futuro donde la seguridad no sean un privilegio, sino un derecho de todos.
