La innovación es un proceso continuo en el ámbito empresarial. Crear una cultura que la impulse es un proceso gradual que requiere de compromiso a largo plazo por parte de todos los colaboradores y la alta dirección de una organización.
“Desde escuchar a los clientes hasta aprovechar las herramientas tecnológicas, cada paso contribuye a construir una empresa más competitiva y resiliente”, asegura Leandro Mariátegui, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP).
Con el fin de establecer un ecosistema en el que las ideas puedan transformarse en soluciones reales que aporten valor a la empresa y a sus clientes, el decano de la UTP propone cinco estrategias.
Voz del cliente. El primer paso hacia la innovación es la escucha activa de los clientes. Sus opiniones brindan una visión clara de lo que no está funcionando y permiten identificar áreas donde se puede innovar. “Las quejas, comentarios o sugerencias pueden ser una fuente invaluable de ideas y son la base para mejorar la experiencia de lo que un proyecto ofrece. A veces, pequeñas mejoras en un producto o servicio pueden marcar una gran diferencia”, explica.
Análisis de la competencia. Para destacar en el mercado no es suficiente centrarse en las propias operaciones. Es necesario ampliar la mirada y analizar el entorno competitivo. “No se trata de copiar, sino de identificar qué están haciendo bien y en qué puedes diferenciarte”, comenta Leandro Mariátegui. Asimismo, recomienda buscar oportunidades para ofrecer algo distinto o mejor que los competidores y estar al tanto de las tendencias en la industria para estar un paso adelante.
Uso de la tecnología. En el ámbito empresarial, la tecnología se ha convertido en una herramienta indispensable para optimizar procesos, desarrollar nuevos productos y servicios, y mejorar la experiencia del cliente. “Puede ser algo tan simple como implementar un sistema de ventas en línea o automatizar una parte de tu negocio”, apunta el decano. Es importante destacar que la tecnología no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar objetivos más amplios.
Creatividad en equipo. Los colaboradores pueden convertirse en una gran fuente de ideas. “Se debe fomentar un ambiente donde todos se sientan libres de compartir sus pensamientos y propuestas. A veces, la mejor idea viene de alguien que ve el problema desde una perspectiva diferente”, detalla. El experto sugiere organizar reuniones o sesiones en las que todos puedan aportar ideas y soluciones creativas a los desafíos empresariales. “Un equipo de trabajo motivado puede ser un semillero de innovación”, comenta.
Procesos internos. Una revisión exhaustiva de las operaciones cotidianas permite identificar ineficiencias, redundancias y áreas de mejora que pueden impactar significativamente en el negocio. “Muchas veces hay oportunidades de innovar simplemente mejorando los procesos internos, eliminando pasos innecesarios o usando herramientas más eficientes. Hay que preguntarse si hay algo que se puede hacer más rápido, más barato o con menos recursos”, indica.
El decano de la UTP señala que la innovación no siempre está vinculada al uso de grandes avances tecnológicos o con disrupciones en el mercado, sino que puede hallarse también en los detalles más sutiles. “Las optimizaciones en los procesos existentes, o las adaptaciones a las necesidades cambiantes del cliente, pueden lograr avances significativos y ayudar a un proyecto a diferenciarse de sus competidores”, concluye.