Los tumores de hipófisis aparecen de forma fortuita en cualquier persona. Su causa sigue siendo un misterio. Solo el 5% de los casos está asociado a factores genéticos. Según las estadísticas, se presentan de 2 a 7 casos por cada 100 mil habitantes y la edad más frecuente de su aparición varía entre los 20 y 60 años.
La hipófisis es una glándula alojada en la base del cerebro, detrás de la nariz, que produce y regula principalmente glándulas endocrinas (suprarrenales, tiroides, ovarios y testículos), las cuales influyen en el crecimiento, deseo sexual, entre otros aspectos biológicos. También se le conoce con el nombre de glándula maestra.
Alteración o pérdida de la menstruación, aumento del tamaño de manos y pies, disminución del deseo sexual (en varones), fatiga, cansancio y estrías abdominales con obesidad son los síntomas hormonales más frecuentes de estos tumores. Mientras que su sintomatología visual se caracteriza por la disminución del campo visual periférico acompañado o no de dolor de cabeza y deterioro acelerado de la vista.
Marco Chipana, neurocirujano de la Clínica Ricardo Palma, explica que dependiendo del caso se puede tratar con fármacos que regulan o corrigen el defecto hormonal a fin de reducir el tamaño del tumor, con una intervención quirúrgica llamada craneotomía (corte de cráneo) o con una cirugía que se realiza mediante una endoscopia endonasal (fosas nasales). Esta moderna técnica es muy segura y efectiva para el paciente.
“La cirugía se realiza en determinados tumores, dependiendo su naturaleza o tamaño. Por ejemplo: cuando miden más de 1 cm, comprimen los nervios ópticos o no responden a los medicamentos prescritos. En la actualidad, incluso, se pueden combatir con radioterapia (radiocirugía) en ciertos casos”, indica el doctor tras señalar que esta afección demanda un manejo multidisciplinario de especialidades médicas.
Cuando los tumores de hipófisis son detectados en fases tempranas mediante una resonancia magnética y por exámenes de laboratorio tienen buen pronóstico; ya que reciben tratamiento oportuno. Los controles con endocrinología y neurocirugía son de mucha utilidad. Hasta el momento no existe nada que pueda prevenir el crecimiento de células anormales en esta glándula; sin embargo, gracias a los avances de la medicina existen técnicas quirúrgicas cada vez más seguras para tratarlos.