El proceso mediante el que se determina el nombre para una marca, también conocido como “naming”, es importante en la creación de un negocio. Esta acción puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de un proyecto porque es la primera impresión que los clientes tendrán y la que los acompañará a lo largo de su relación con él.
“Las marcas se ven y se escuchan, por ello es imprescindible tanto el sonido como el significado del nombre que elijamos. Esa pequeña palabra debe transmitir la esencia, ser memorable, distinguible y única”, comenta Samantha Da Silva, directora de Diseño Académico de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP).
Ella comparte cinco estrategias para optar por el nombre adecuado de una marca.
- Investigación. Antes de pensar en nombres, es preciso hacer un análisis del mercado y sus competidores. “Es importante listar las marcas dentro de la categoría en la que se desarrollará el proyecto, así como las relacionadas con productos o servicios paralelos. Esto permitirá identificar las palabras clave que se usan comúnmente y decidir si se evita usarlas o basarse en ellas para crear un nuevo concepto”, dice la directora de Diseño Académico de la UTP.
- Territorios conceptuales. El territorio de marca es un espacio en la percepción del público objetivo, en el que esta busca ser reconocida y asociada a conceptos, contextos o situaciones que refuercen los beneficios que ofrece. La conexión entre dichas asociaciones le otorga coherencia y sentido a al mensaje. “Por ejemplo: energía o calor se asocian con bebidas refrescantes, tecnología con dispositivos móviles, y seguridad con productos financieros. Este análisis permite descubrir qué conceptos están vinculados a la categoría, facilitando la elección de un nombre que los clientes asocien rápidamente con lo que se ofrece. Además, asegura que la marca se posicione estratégicamente desde el primer día”, explica.
- Lluvia de ideas. Con toda la información recopilada sobre el mercado, la competencia y las asociaciones de la marca, es momento de empezar a elegir el nombre adecuado. “Se recomienda hacer una lluvia de ideas en la que se escriba todos los nombres que se ocurran. Cuantos más, mejor”, indica Samantha Da Silva. “Puedes combinar diversos modelos de construcción: nombres descriptivos, abstractos, asociativos o sugerentes para obtener propuestas interesantes y creativas”, sostiene.
- Criterios de elección. De todas las alternativas que resultaron de la lluvia de ideas, el siguiente paso es elegir los mejores nombres. “Se debe seleccionar siguiendo criterios clave: los que suenan mejor, los más memorables, los que construyen una mayor diferenciación, los que encajan con la propuesta de valor y los más agradables visual y auditivamente”, apunta.
- Comprobación. Una vez que se tienen las propuestas elegidas, se debe hacer una comprobación online para cotejar distintas variables. “El objetivo es saber qué universo rodea a ese nombre, validar si tienen algún significado en otros idiomas, conocer las connotaciones culturales, religiosas o políticas y verificar la disponibilidad de dominios y URL asociados”, añade.
Por último, la experta en Comunicaciones sostiene que, al elegir un nombre para una marca, es crucial pensar a largo plazo y considerar su escalabilidad. Uno que sea demasiado específico, o esté demasiado ligado a un producto o servicio en particular, puede limitar el crecimiento. “No se deben elegir aquellos que limiten la expansión o que obliguen a permanecer en una sola categoría. Es preferible pensar en grande. La marca es mucho más que un nombre. Es la puerta de entrada a lo que se ofrece”, finaliza.