Hasta hace algún tiempo, la diabetes tipo 2 solía presentarse casi siempre en adultos. En la actualidad, esta situación ha cambiado en forma alarmante. Cada vez es más frecuente que niños y jóvenes sean diagnosticados con esta enfermedad crónica, debido al incremento del sobrepeso y la obesidad en la población.
El doctor Fernando Quinto, endocrinólogo del Centro Médico Clínica Ricardo Palma, sede Plaza Lima Sur, señala que la inactividad física y el consumo frecuente de alimentos procesados favorecen el desarrollo de diabetes, por ello es muy importante que los padres fomenten en sus hijos hábitos saludables desde los primeros años de vida.
La práctica regular de ejercicios y una dieta balanceada rica en frutas y verduras y pobre en grasas, dulces y carbohidratos son las mejores armas para prevenir este trastorno metabólico, cuyas complicaciones disminuyen considerablemente la calidad de vida de quienes lo padecen.
Un estudio del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, revela que por cada 10 adolescentes con diabetes tipo 2, 6 desarrollan una comorbilidad importante en la siguiente década de ser diagnosticado, lo que tiene un gran impacto en su esperanza de vida.
Síntomas y factores de riesgo
En sus inicios esta enfermedad es asintomática. Es por ello que se recomienda el tamizaje (screening) en poblaciones de riesgo: personas con sobrepeso y obesidad, sedentarias, con perímetro abdominal elevado, con antecedentes familiares de diabetes, uso prolongado de corticoides y con condiciones endocrinológicas asociadas (ovario poliquístico, resistencia a la insulina, síndrome de Cushing). Cuando la patología está descontrolada causa aumento de sed, hambre, de frecuencia y flujo urinario y pérdida de peso.
Su diagnóstico es sencillo. Se mide la glucosa en sangre. Si en ayunas está por encima de 126 mg/dl ya se considera diabetes. En caso, el especialista requiera confirmar la diagnosis se mide la hemoglobina glicosilada y se realiza un test de tolerancia oral a la glucosa, cuyos resultados deben ser interpretados por el médico.
Complicaciones frecuentes
Se dividen en agudas y crónicas. Las primeras son potencialmente mortales tales como cetoacidosis diabética y el estado hiperosmolar. Dichas condiciones son emergencias que requieren medidas rápidas para regularizar la glucosa del paciente. Mientras que las segundas, se dan con el paso del tiempo y de cuántos años la persona no ha logrado mantener los rangos normales de glucosa en sangre. Las complicaciones más comunes son nefropatía, retinopatía y neuropatía diabética. Además, de afecciones cardiovasculares como infarto cardiaco o accidente cerebrovascular.
La diabetes es una enfermedad crónica, de prevalencia creciente, asociada principalmente a los estilos de vida, que conlleva a complicaciones agudas y crónicas que pueden comprometer la calidad de vida del paciente. La importancia del descarte temprano ayuda a tomar las medidas correctivas precoces. Visite a su médico si presenta algún factor de riesgo.