El Producto Bruto Interno (PBI) del Perú creció un 4.5% en julio, impulsado principalmente por los sectores de minería y agroexportación, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Este repunte representa un alivio para la economía tras los retos del primer semestre del año, marcados por la inestabilidad política y la desaceleración global.
Milagros Torres, subdirectora de la facultad de negocios de Zegel, resaltó la importancia de este desempeño para el país: “El crecimiento del PBI en julio es un reflejo de la resiliencia de los sectores clave, como la minería y la agroexportación, que han sabido adaptarse y aprovechar las oportunidades del mercado global”.
El sector minería e hidrocarburos experimentó un crecimiento interanual del 6.1%, gracias al incremento de la producción de cobre, zinc y gas natural. Paralelamente, el sector agroexportador creció un 5.3% en comparación con julio del año anterior. Ambos sectores han sido decisivos para el impulso de la economía nacional, que sigue encontrando en el mercado internacional una fuente clave de crecimiento.
El auge de la demanda internacional de minerales, especialmente de China, y la consolidación del Perú como uno de los mayores exportadores de productos agrícolas, como arándanos y paltas, han sido determinantes. Sin embargo, este crecimiento también expone la vulnerabilidad del país ante fluctuaciones en los mercados globales, particularmente en el precio de los commodities.
Para Torres, la diversificación económica es una prioridad que no debe postergarse: “Es crucial que el Perú no dependa exclusivamente de sus exportaciones tradicionales. Necesitamos desarrollar otros sectores, como el turismo y la manufactura, que nos permitan una mayor estabilidad y crecimiento sostenido en el largo plazo”.
Además de la minería y la agroexportación, sectores como el comercio y la construcción también mostraron un desempeño positivo, aunque en menor medida. No obstante, sectores como el transporte y la manufactura continúan enfrentando desafíos debido al incremento de costos y la incertidumbre del consumo interno.
Las proyecciones de crecimiento para los próximos meses son optimistas, siempre y cuando el contexto internacional se mantenga favorable. La recuperación económica de los principales socios comerciales del Perú, como China y Estados Unidos, será clave para sostener la expansión de las exportaciones. Al mismo tiempo, las políticas públicas orientadas a la reactivación de la inversión privada y la mejora de infraestructura serán determinantes para garantizar un crecimiento equilibrado.
Torres subrayó la importancia de mantener una agenda clara de inversiones y desarrollo: “La clave para mantener este ritmo de crecimiento radica en fomentar un entorno que atraiga inversión privada y potencie la competitividad del país. La innovación y el emprendimiento deben ser pilares fundamentales en esta estrategia”.
Además, el Banco Central de Reserva (BCR) prevé que el PBI peruano podría crecer entre 3% y 3.5% en 2024, aunque advierte que factores externos, como una posible desaceleración global o la caída en los precios de los minerales, podrían influir negativamente en estas cifras. En este escenario, los analistas coinciden en que el reto para el Perú no solo es sostener el crecimiento, sino también generar mecanismos que lo hagan más resistente a los vaivenes del mercado internacional.
Finalmente, Torres concluye que el país se encuentra en una posición ventajosa para seguir creciendo, pero subraya la necesidad de planificación estratégica: «Perú tiene las herramientas para seguir avanzando, pero debemos ser conscientes de que el desarrollo económico sostenible requiere una visión a largo plazo que vaya más allá de los sectores tradicionales».
Por ahora, la recuperación de la demanda externa de minerales y productos agrícolas han sido clave en este resultado, lo que genera expectativas positivas para los próximos meses.