La migraña es un tipo de dolor de cabeza intenso y pulsátil que frecuentemente se localiza en un lado de la cabeza. Suele estar acompañado de náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y/o al sonido. Se produce por una combinación de factores genéticos, ambientales y neurológicos. Los desencadenantes comunes son estrés, ciertos alimentos (chocolate y queso), cambios hormonales, falta de sueño, cambios ambientales (luces brillantes o ruidos fuertes).
La neuróloga Meylin Hidalgo, de la Clínica Ricardo Palma, explica que los síntomas característicos son: dolor tipo latido a un lado de la cabeza, náuseas, mareos, sensibilidad a la luz (fotofobia) o al sonido (sonofobia) y aura visual (luces centelleantes o puntos ciegos) en algunos casos. Su diagnóstico se basa principalmente en la historia clínica del paciente, donde se evalúan los síntomas, frecuencia y duración de los episodios.
“Además de la anamnesis, también es importante el examen neurológico para descartar otras causas del dolor de cabeza. A veces se pueden solicitar pruebas de imagen, como resonancias magnéticas o tomografías computarizadas para asegurar el diagnóstico”, señala la doctora tras subrayar que un episodio de migraña puede resultar incapacitante para el paciente. Aquí radica la importancia de aprender a prevenirla.
Medidas de prevención
Este intenso dolor de cabeza, que es más frecuente en mujeres que en hombres por factores hormonales, puede afectar seriamente la calidad de vida de quien lo padece. Por eso, se recomienda seguir estas simples estrategias para prevenir una crisis de migraña:
- Identificar y evitar desencadenantes (ciertos alimentos y estrés).
- Mantener un horario regular de sueño y comidas.
- Hacer ejercicio regularmente.
- Considerar el uso de medicamentos preventivos bajo supervisión médica.
Tratamiento
Puede abordarse desde dos perspectivas: el alivio de los ataques agudos y la prevención de futuros episodios. Para calmar las molestias durante la crisis, se emplean analgésicos como ibuprofeno y paracetamol junto con medicamentos específicos como los triptanes, que son muy efectivos. En cuanto a la prevención, se pueden recetar betabloqueantes, anticonvulsivantes o antidepresivos para reducir la frecuencia y severidad de las migrañas.
Sufrir de migraña no significa tomar pastillas de por vida. La necesidad de medicación a largo plazo depende de la frecuencia y gravedad de los episodios. Muchas personas pueden manejar sus síntomas con cambios en el estilo de vida y tratamientos a corto plazo.
«Es fundamental que los pacientes se sientan escuchados y comprendidos. La migraña puede ser incapacitante, pero con el tratamiento adecuado y un enfoque personalizado, muchos pueden llevar una vida activa y satisfactoria. No duden en buscar apoyo médico y explorar todas las opciones disponibles», refiere la especialista.