Se suele decir que la inteligencia artificial (IA) es una tecnología que revolucionará la forma en que las compañías operan y compiten en el mercado. Sin embargo, ese futuro del que se habla ya está aquí y es clave que las empresas comiencen a implementarla en sus procesos, comenta Javier Albarracín, director del Centro de Tecnología y Transformación Digital de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP).
Esta implementación implica desafíos a nivel organizacional que todos los colaboradores deben considerar cuidadosamente para asegurar el éxito del proyecto. “La adopción de IA en la empresa no va a ocurrir por arte de magia. Va a suceder porque el líder y toda la organización se comprometen a que salga adelante”, asegura.
En ese camino difícil, pero necesario, hay ciertos aspectos a tener en cuenta, según Javier Albarracín:
Mito del “CEO involucrado”. La teoría aconseja que todo proceso de transformación debe involucrar al CEO de la empresa, especialmente en aquellos que implican tecnologías disruptivas como la IA. “Sin embargo, como toda regla, esta tiene sus matices y excepciones. No basta con que el CEO comunique «Vamos a hacer IA» en el Comité de Gerencia para que ocurra. La típica aproximación del “C-Level” -aprobar presupuestos, establecer objetivos estratégicos y dar discursos motivacionales- no es suficiente. La IA no es un proyecto más, es un cambio de paradigma”, comenta.
Más que un proyecto. La IA no es solo otra herramienta tecnológica que se pueda comprar e instalar. Es un cambio fundamental en cómo las empresas procesan información, toman decisiones y operan su negocio, cambiando desde la cultura hasta la estrategia general de la organización. “Afecta a todas las áreas de la empresa, desde el departamento de IT hasta el de Recursos Humanos. Y sí, también plantea cuestiones éticas que no se pueden ignorar”, precisa Javier.
Plan de acción. Una empresa que busque adoptar efectivamente la IA en sus procesos requiere más que buenas intenciones: necesita un plan de acción. El primer paso será educar al equipo directivo. “Esto implica una inmersión en casos de uso reales, estudiando ejemplos concretos de cómo otras organizaciones están implementando la IA con éxito, así como los desafíos que han enfrentado. También es crucial comprender las limitaciones, siendo conscientes no solo de las capacidades de la IA, sino también de sus restricciones actuales y los posibles riesgos éticos y operativos”, explica el director.
Equipos multidisciplinarios. La IA no es una tarea exclusiva del área de IT de la empresa. En su implementación deben estar involucrados los colaboradores de negocios, marketing, operaciones, compliance, de leyes, entre otros, trabajando juntos. De esa forma, cada área aportará un conocimiento específico y especializado sobre los procesos, los clientes y las metas de la empresa. Así se podrá identificar las partes de la organización en las que la IA puede generar mayor impacto, soluciones más completas, habrá mayor aceptación de la tecnología y se mitigarán los riesgos asociados a la implementación.
Activo valioso. Una de las partes más complejas de la implementación de esta tecnología tiene que ver con el talento. “Se necesita gente con experiencia en IA, y ese talento es escaso y caro”, indica Javier Albarracín. La solución involucra que la empresa desarrolle su propio talento, capacitando a los colaboradores o generando alianzas con startups y otros expertos externos.
El director del Centro de Tecnología y Transformación Digital de la UTP concluye que todo este proceso no es fácil ni rápido. “El líder debe prepararse para la resistencia de una parte de la empresa. Habrá miedo, dudas y gente que se oponga al cambio. Sin embargo, la tarea de la persona que impulse este nuevo paradigma debe gestionarlo y lidiar con la adversidad. La otra la alternativa es quedarse atrás mientras los competidores avanzan”, advierte.