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Día de la Enfermería Peruana: una vocación de servicio y pilar de la atención médica

Mía Chahua (Huánuco), Carla Vásquez (Loreto) y Víctor Acha (Tumbes) tienen algo en común: la vocación de servir y acompañar al paciente enfermo. Los tres son profesionales de enfermería, quienes, a semejanza de su patrona Santa Rosa de Lima, se dedican a cuidar la salud de las personas más vulnerables.

Ellos son parte de los 111 671 enfermeras y enfermeros que existen en el Perú, cuya labor y dedicación contribuye a la salud pública y desarrollo del país. Además, debido a la pandemia de la covid-19, su trabajo continúa salvando millones de vidas, al ser uno de los pilares del sistema de salud.

Desde la Red de Salud Puerto Inca, región Huánuco, la enfermera Mía Chahua Tomás, de 36 años de edad, natural de Tocache (San Martín), considera que la enfermería es el arte de servir, sensibilizar y educar. Su labor consiste en acercar diversos servicios de salud a las personas de comunidades nativas, a quienes les brinda una atención integral según su curso de vida. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos mayores, todos son prioridad.

“Llegamos a comunidades nativas, donde niños y ancianos no tienen vacunas y hay embarazos adolescentes. Además de atenderlos, les enseñamos sobre la crianza de animales y a implementar sus biohuertos para que mejoren su alimentación. Ser enfermera también es educar sobre la importancia de cuidar la salud”, comentó Mía Chahua.

De sus 8 años como enfermera, la experiencia que más recuerda es su labor como integrante del grupo de Atención integral de salud de las poblaciones excluidas y dispersas (AISPED). Junto a otros profesionales de la salud, se adentró en la selva para visitar diferentes comunidades nativas, donde atendían a todos los pobladores.

En uno de esos recorridos, su brigada se perdió en medio de un bosque virgen donde había tigrillos y otros animales silvestres. Por suerte, un poblador de la última comunidad que visitaron los rescató y continuaron su trabajo. Mía comentó que esa circunstancia y otros peligros afronta un enfermero con tal de acercar los servicios de salud a quien lo necesita.
“Cuando vamos a las comunidades nativas, llevamos nuestra comida para todos los días de ruta. Pese a las horas de viaje, caminando o en bote, es una labor confortable porque cuidas la salud de esos compatriotas y los educas en la siembra de yuca, maíz, plátano para que consigan mejores alimentos”, relató la enfermera de Huánuco.

Similar es la historia de la enfermera Carla Vásquez Díaz, de 32 años de edad, natural de Iquitos (Loreto). También ha visitado varias comunidades nativas para trasladar pacientes con complicaciones de salud a hospitales de la ciudad. Comentó que su labor le ha permitido entender las creencias de estas poblaciones, las mismas que se convierten en conocimientos para saber cómo acercarles de manera oportuna un servicio de salud.

“He trabajado trayendo pacientes de las comunidades. Ellos tienen otras creencias. Vemos casos sorprendentes como gestantes de 14 años de edad con preeclampsia, a quienes acompañamos en todo su tratamiento. Se aprende de todo. Nuestra profesión es multidisciplinaria”, contó Carla.

Durante sus 10 años como enfermera, ha asistido a médicos de diversas especialidades. Sin embargo, el servicio de neonatología es su preferido por los momentos felices que observa entre una madre y su bebé recién nacido. De su profesión, Carla destaca la posibilidad que tiene de aprender de varias ramas de la medicina.

“Como personal de salud tenemos muchas vivencias bonitas. En mi caso, cuando trabajé en neonatología, me conmovía cuando las madres veían por primera vez a sus bebés. El campo de la enfermería es muy grande. Podemos escoger el área donde queremos estar:
emergencias, centro quirúrgico, medicina general, cuidados intensivos, etc. Se puede ser enfermera asistencial, hospitalaria y también trabajar en el primer nivel de atención, más cerca de la comunidad. Nuestro objetivo es que las personas estén sanas”, indicó Carla, quien trabaja en la Institución Prestadora de Servicios de Salud (IPRESS) I-3 San Antonio y pronto obtendrá su título de enfermera especialista en emergencias.

Para la mayoría de enfermeras y enfermeros del país, la pandemia de la covid-19 fue el momento más complicado de sus carreras. Así lo fue para el enfermero Víctor Acha Huamán, de 30 años de edad, natural de Tumbes, quien siempre tuvo presente la vocación que lo motivó a ser personal de salud y no dejó de trabajar pese al temor de contagiarse e infectar a su familia.

“Elegí esta carrera por su labor humanitaria. Atendemos las necesidades de personas sanas y enfermas. Nuestra vocación es estar al servicio de los demás. Recuerdo que el tiempo de la covid-19 fue la experiencia más difícil por el temor a contagiarme y afectar a mi familia. Siempre tuve ese miedo. Felizmente, llegó la vacuna y eso ayudó a evitar más muertes”, narró Víctor.

Su experiencia más feliz fue el Servicio Rural y Urbano Marginal (Serums) que realizó en un establecimiento de salud de Zarumilla, donde era el encargado del control de crecimiento y desarrollo de los niños. Vio crecer a sus pacientes y cuando terminó su tarea, lo más triste fue despedirse de ellos. Actualmente, Víctor Acha trabaja en el Centro de Salud Pampa Grande, donde hace seguimiento a los pacientes con tratamiento por tuberculosis.

Las historias de Mía, Carla y Víctor describen las múltiples labores que realizan los profesionales de Enfermería. En los últimos años, debido a la covid-19, ha destacado su labor como vacunadores. Sin embargo, su vocación de servicio es amplia. Una enfermera o enfermero peruano estará siempre en la primera línea, dispuesto a ayudar para el bienestar de los demás.

LINK DE FOTOS: https://we.tl/t-8tJxNzPyXr

Gracias por su atención Lima, 30 de agosto de 2023

OFICINA DE INFORMACIÓN PÚBLICA
OFICINA GENERAL DE COMUNICACIONES
(Teléfono 315-6600 anexo 2948)

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