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La importancia de impulsar un diálogo sobre el envejecimiento y sus derechos

Lima.- Una de las mayores experiencias en común de muchas personas mayores en todo el mundo, es enfrentar el desafío de la soledad, la pérdida de seres queridos y una sociedad que muchas veces los pasa por alto. Esta es una de las muchas razones por las que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 1 de octubre como el Día Internacional de las Personas de Edad en 1990: un día que tiene el objetivo responder a las oportunidades y desafíos del envejecimiento de la población en el siglo XXI y promover el desarrollo de una sociedad para todas las edades.

Por ello, el equipo global de Healthcare de LLYC lanza un nuevo número de la plataforma ‘What’s Up Health’ en el que se aborda la necesidad de destacar las oportunidades y desafíos del envejecimiento en el siglo XXI.

Una población cada vez más envejecida en casi todas las regiones del mundo

Las estimaciones actuales indican que el número total de personas mayores de 60 años aumentará significativamente en las próximas décadas, alcanzando los 2.100 millones para 2050 y posiblemente llegando a los 3.200 millones en 2100. En Europa las personas de 60 años o más representarán un 34% en 2050, y en  América Latina y el Caribe y Asia un 25%, mientras que en EE.UU, anuncia que para el año 2034, por primera vez en la historia del país, habrá más personas mayores de 65 años que menores de 18.

“Esta transformación demográfica plantea desafíos y oportunidades significativas. Las necesidades específicas de la población de edad avanzada deben considerar factores médicos, como enfermedades crónicas y limitaciones físicas y cognitivas, así como factores sociales, incluida la soledad y el entorno familiar”, explica Ana Lluch, Coordinadora de Healthcare de LLYC Américas.

Más solos y con mayor riesgo de enfermedades

Un estudio reciente sobre la soledad y su impacto en la salud de las personas mayores arrojó resultados preocupantes que destacan la importancia de abordar este problema de manera efectiva. La investigación llevada a cabo por el Instituto de Políticas de Atención Médica e Innovación de la Universidad de Michigan, se basó en una encuesta nacional realizada a adultos estadounidenses de entre 50 y 80 años y reveló que los sentimientos de aislamiento social eran más prevalentes entre aquellos que tenían una salud mental o física mala en comparación con los que tenían una salud excelente, muy buena o buena.

“Específicamente, el 77% de las personas con una salud mental regular o mala informaron sentirse aisladas en algún momento durante el último año, en contraste con el 29% de aquellos con una salud mental mejor. Lo mismo ocurrió en relación con la salud física, donde el 55% de las personas con una salud física justa o mala experimentaron sentimientos de aislamiento, en comparación con el 29% de aquellos con una mejor salud física”, comenta Lluch.

Estas cifras se suman a que el sentimiento de soledad puede estar asociado a enfermedades como demencia, un aumento del riesgo de accidente cerebrovascular, trastornos de salud mentales u otras enfermedades degenerativas, como destaca una investigación reciente publicada en la revista Jama Neurology, que ha revelado una sorprendente relación entre la soledad y un aumento del 37% en el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson.

La dignidad, atributo indispensable para disfrutar de una vida plena en la vejez

La discriminación por motivos de edad representa una grave amenaza para la dignidad de las personas mayores, con consecuencias que incluso pueden poner en peligro sus vidas o su capacidad de sobrevivir frente a enfermedades, dependencia o situaciones catastróficas. Por tanto, es fundamental aprender de las experiencias de las personas mayores y escuchar sus voces, no solo como un acto de admiración hacia su experiencia vital, sino porque son ellos, en primera persona, quiénes deben expresar sus intereses, necesidades y perspectivas acerca de cómo deben funcionar las instituciones públicas, qué atención médica especializada necesitan así como tratamientos, cuidados y otros requerimientos en infraestructura.

“Es el momento de entablar un debate serio sobre las acciones que debemos emprender como sociedad para abordar la creciente crisis demográfica. El proceso de envejecimiento de la población no se resolverá automáticamente, y mientras más pronto adoptemos acciones sustanciales, estaremos mejor preparados para abordar este desafío creciente”, agrega Lluch.

Es crucial que todos, desde empresas hasta la sociedad y el sector público, comprendan la necesidad de mejorar y promover el bienestar de las personas mayores. Creer en la importancia de su participación activa en la sociedad y en su papel fundamental en la economía y vida familiar y priorizar proyectos de inclusión, participación y atención médica adaptada a sus necesidades, para hacer de las personas de edad un activo valioso en nuestra comunidad.

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