Cada vez es más frecuente que hombres y mujeres requieran una artroscopia de rodilla debido a lesiones de meniscos, daños articulares, roturas de ligamentos, entre otras causas que suelen originarse por actividad física intensa ocasional, ejercicios sin supervisión, sobrepeso, obesidad, estilo de vida sedentario o lesiones deportivas no tratadas oportunamente.
El doctor César Carreño, traumatólogo de la Clínica Ricardo Palma, explica que la artroscopia de rodilla es un procedimiento médico que permite ingresar a la estructura interna de la articulación para reparar los meniscos, el ligamento cruzado anterior, el ligamento cruzado posterior o el cartílago, según sea el caso.
No requiere una preparación especial, aunque, como toda cirugía, es necesario realizar ayuno previo, pruebas de imágenes y exámenes preoperatorios. La duración varía: una reconstrucción del ligamento cruzado anterior puede tardar unas 2 horas, mientras que la resección de menisco dura entre 20 y 25 minutos.
La recuperación depende de la estructura reparada. Por ejemplo, la resección de menisco requiere cerca de un mes; la de ligamentos, entre 9 y 12 meses; y un injerto de cartílago, de 4 a 5 meses, tiempo necesario para que el tejido cicatrice adecuadamente.
Tras la artroscopia, la terapia física y la rehabilitación son fundamentales para lograr una recuperación completa. Al finalizar este proceso y según la evolución de cada paciente, es posible retomar la actividad física.
La artroscopia de rodilla ofrece una recuperación más rápida y menos dolorosa que las cirugías tradicionales. Además, permite una mejor visualización de la articulación dañada, favorece un diagnóstico y tratamiento más precisos, es mínimamente invasiva y posibilita abordar diversos problemas con exactitud. No ignore el dolor: consulte a un especialista para proteger su calidad de vida.
