Por una educación de trascendencia con voz de niña y niño: 5 formas para empezar a lograrlo

Lima.- El último examen PISA en el Perú fue realizado en 2018 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según este ranking el Perú ocupó el puesto 64 de 77 países evaluados. Tras la llegada de la pandemia, es probable que esta situación sea más crítica, ya que muchos niños no tuvieron acceso a equipos tecnológicos para clases virtuales durante este tiempo. Estos dos años con las escuelas cerradas equivalieron a 10 años de retroceso en el aprendizaje, según el Banco Mundial.

“La educación es uno de los derechos indispensables para todo niño y niña, porque es en esta etapa donde se sientan las bases para su desarrollo futuro, pero además, también es su formación en valores, conductas y modos de comportamiento que les permitirán convivir con los demás y con su entorno. Para lograr una educación trascendente de nuestros niños y niñas es necesario que tanto padres, maestros, directoras y toda la comunidad educativa se involucre en este proceso”, menciona Andrea G. Ospina, Gerenta de Marca y Acción Colectiva de la organización Enseña Perú.

Precisamente, en el marco del Día del Niño Peruano, que se conmemora cada tercer domingo de agosto en nuestro país, se busca destacar la importancia de que los niños accedan a una educación trascendente, pues según UNICEF en los dos últimos años alrededor de 705.000 niños, niñas y adolescentes peruanos han dejado o están en riesgo de dejar la escuela. En ese sentido, la especialista da a conocer diversas formas para empezar a construir una educación de trascendencia para las niñas y niños.

1. Escuchar constantemente a las niñas y los niños: ¿En qué momento escuchamos activamente a las niñas y niños? En cada espacio es importante prestar atención a sus ideas y emociones. Conversar con ellos y ellas sobre lo que aprendieron en el aula como en el hogar, respetando sus emociones y emitiendo una opinión desde el respeto y la empatía.
2. Validar sus procesos y no solo sus resultados: Es importante reconocer los procesos de aprendizaje de cada niña y niño, acompañarlos en este camino, así como respetar sus espacios. El error es un gran aliado para el aprendizaje y podemos fomentar la capacidad de perseverancia para seguir intentando en cada momento.
3. Brindarles experiencias donde puedan reflexionar, opinar y cambiar la realidad de sus comunidades: Tanto en el aula como en el hogar es importante crear espacios seguros y de confianza donde ellas y ellos sientan la libertad de conversar sobre diversos temas, compartir sus emociones y opiniones. Es a través de estos espacios donde podrán empezar a ejercer su liderazgo y a tomar un rol más participativo.
4. Darles oportunidad de que descubran sus talentos individuales y puedan convertirlos en fortalezas: Conversemos con ellas y ellos para conocer qué actividades disfrutan hacer, con cuáles son felices y aquellas que los retan. A partir de ello, podremos guiarlos y adaptar diversas actividades en el aula y en hogar, con el propósito de potenciar sus habilidades y lleguen a convertirse en sus fortalezas.
5. Defender sus derechos y tratarlos con respeto cuestionando la sociedad adultocentrista: ¿Cuántas veces hemos emitido frases como: “Cuando seas grande podrás saber/opinar sobre ese tema” o “los niños y adolescentes no saben lo que dicen, para qué escucharlos”? Esto nos aleja de la relación de confianza que podemos construir con las y los estudiantes. Es relevante poder confiar en la voz de las niñas y niños, así como en sus capacidades. Esto permitirá empoderar la voz de ellas y ellos, así como aperturar nuevos caminos para que ejerzan su liderazgo en diversos espacios.

Los niños son la base de toda sociedad, velar por el respeto y cumplimiento de sus derechos es una responsabilidad que se tiene como sociedad. La educación, como uno de esos derechos principales debe ser cumplido de la mejor manera, y toda la sociedad desde diferentes puntos debe contribuir con que esta sea mejor cada día, agrega G. Ospina.